No lo puedo creer, ayer en la noche me he gastado alrededor de $150 dólares americanos en libros electrónicos por amazon... de seguir así llegaré a la ruina antes de fin de mes... Más los libros que están por salir pronto... necesitaré pedir cooperación a toda mi familia para poder continuar con mi vicio! mucho por leer pocas vacaciones.
En fin, pasemos a lo que les interesa, he estado un poco desconectada de las redes sociales de los autores y se me han pasado las noticias, como que el viernes 18 sale el segundo inédito de “Mírame y Dispara” de Alessandra Neymar, hace unas semanas salió el tercer adelanto de “E por amor” de Lily Perozo, Sherrilyn Kenyon respondió a varias preguntas de los fans con relación a su libro “Son of no one” pero lamentablemente seguimos sin noticias de Sylvia Day y su cuarto libro de la saga “Crossfire”
Pero lo que nos importa ahora es este nuevo libro que Lily Perozo nos esta presentando, titulado “Para Elisa” (como la melodía de Beethoven) y ha ofrecido un adelanto en su cuenta de @facebook nos cuenta que es un libro que ya esta hecho, que lo ha escrito incluso antes de DMAV, pero que aun necesita una revisión profunda y detallada, espera que el libro pueda estar listo para últimos meses de este año, así que lo anotamos en los pendientes por salir en el 2014. Estaremos pendientes de las noticias que nos de, por lo pronto les dejo el adelanto.
Para Elisa
Los edificios donde funcionaban las empresas Wells, se encontraban en el centro de la ciudad por lo que el hospital le quedaba relativamente cerca y la ambulancia no tardó en llegar. En el momento en que ingresaron a Frank al área de emergencias aún no recobraba el conocimiento y eso hacía que los nervios en Jules aumentaran, siendo el único que lo había acompañadoSe quedó en la sala de espera, con miedo y angustia en cada poro de su piel, las lágrimas se anidaban en su garganta mientras el corazón golpeaba fuertemente contra su pecho.No podía imaginar que algo malo pudiese pasarle a Frank, lo quería como a un padre, su cariño no tenía nada que ver con que fuese el amante de la esposa, eran cosas completamente distintas y complicadas, quizá si alguien pudiese ver desde afuera sólo dirían que era un desgraciado hipócrita, cuando no era así, nadie podría entenderlo jamás.Limpió rápida y bruscamente una lágrima que corrió por su mejilla para después llevarse las manos al rostro y deslizar los dedos por sus cabellos, peinándolos para descansar ambas manos en su nuca, tragándose las lágrimas.Observó la sala completamente sola y adhirió la espalda en la silla y dejó descansar la cabeza en la pared elevándola un poco con los ojos cerrados a modo de descanso, sólo tenía que armarse de paciencia y esperar confiaba en que no pasaría nada malo.No podría decir exactamente cuánto tiempo había pasado cuando escuchó unos pasos presurosos hacer eco en el pasillo, sabía que no eran de las enfermeras, pues el sonido provenía de unos zapatos con tacones. Pero no se movió, ni mucho menos abrió los ojos, escuchó cuando los pasos se detuvieron frente a él y antes de que pudiese divisar a la mujer, reconoció su voz.—¿Qué pasó, Jules? —preguntó y su voz denotaba angustia, él abrió los ojos, incorporándose un poco en la silla—. ¿Cómo está? ¿Qué te han dicho los médicos? —No se detenía en su avalancha de preguntas mientras la voz de Elisa vibraba.—No sé nada —respondió con un hilo de voz—. Siéntate por favor —le pidió tomándole la mano.Ella se alejó lentamente, no podía arriesgarse a tomarle las manos aunque el pasillo estuviese solo.Ante el rechazo Jules sintió como si lo hubiesen abofeteado, dejó libre un suspiro y llevó su mano hasta la rodilla la que froto para quitarse la sensación inexistente del toque de la palma de la mano.—No, no puedo sentarme. ¿Le has dicho algo? —inquirió y el miedo se reflejaba en los ojos miel—. Me dijeron que estabas con él cuando se desmayó. —Mientras hablaba no podía controlar los temblores en su cuerpo.—No. —La miraba a los ojos y se sentía realmente culpable, además que verla así le dolía—. Siéntate Elisa —le pidió una vez más y ella al fin obedeció—. No sé qué le pasó, él me mando a llamar a su oficina. —Los ojos de Elisa se abrieron un poco más en señal de alerta, ante las palabras de Jules—. No fue por nada malo Elisa, él estaba muy bien conversamos sobre cosas banales hasta que me mostró una carta que era de Gerard Lambert…—¿Gerard, tu amigo? —preguntó la pelirroja deteniéndolo.—Sí, al parecer está a pocos días de llegar a América viene para el matrimonio de tu tío, estaba muy bien tomando un café mientras reía y de pronto… todo fue muy rápido, se desmayó, cuando lo ingresaron aún no recobraba el conocimiento. Los médicos no han salido, no han dado ninguna noticia —hablaba el francés mientras su mirada se paseaba por el rostro de la mujer que amaba y sus manos temblaban reclamándole limpiar una lagrima que corría por la mejilla de ella, pero no podía—. Sé que te duele que a Frank pueda pasarle algo. —confesó sin poder evitar la connotación de dolor en su voz.Elisa no lo dejó continuar—. Es el padre de mi hijo Jules —susurró con reprensión y mirándolo desconcertada.
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